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Ahora sí, Club Atlético


La coyuntura política del club en el término del siglo pasado y en los albores de este, trajo consigo un importante descreimiento en la idea de institución deportiva. Este proceso fue deshilachando a nuestro club, de raíz interdisciplinaria, a un vago y simple equipo de futbol. Dirigentes que con total impunidad y supuesta altura moral sostenían que Peñarol es futbol y solo futbol. Ignorando no solo a Peñarol como movimiento socio-cultural sino, y a lo que haré referencia a través de este medio, como Club Atlético.

La motivación para exponer sobre este tema en concreto es fruto de la tristeza que me causa ver manyas que en el día de hoy van a estar en la parcialidad de enfrente, alentando por otros colores, deseando el fracaso de Peñarol en la contienda.

Al tejerse nuevamente el club, incluyendo disciplinas previamente eliminadas y algunas otras nuevas, se ven los gigantescos baches que los anteriores ocasionaron en términos de sentido de pertenencia. Siendo Peñarol más omnipresente, hay más sentido de pertenencia. La identificación con los colores pero también con la filosofía, a eso refiere este concepto. Cuando se percibe un sentido de porque uno ama, de porque uno está ahí, que aunque sea difícil de comprender o de explicar es a fin de cuenta un sentido que se le da, ahí se pertenece, ahí se logra una identificación. Y el amor, la identificación, es común, no se reduce solo a un deporte, solo a un momento, solo a un suspiro, se es de Peñarol en todo, si el día de mañana se empieza a jugar al ajedrez en el club, se es de Peñarol en ajedrez, porque ser hincha del club deja implícito que uno defiende los valores e ideales del mismo. Y estos valores e ideales se defienden de igual manera en una cancha de futbol como en una pista de atletismo.

Porque Peñarol, jamás va a ser eso que algunos quieren, jamás va a ser solo un equipo de futbol. La influencia social es tan grande, como lo es el club. Peñarol en todo, porque Peñarol no son solo jugadores, no son solo los dirigentes, Peñarol somos todos, desde ese pequeño que usa la tela sagrada por primera vez hasta ese anciano que rememora las viejas glorias. Lo que no son Peñarol, son aquellos que lo quieren ver hundido.

Hoy, el Antel Arena, se viste de amarillo y negro, y ahora, ahora sí, Club Atlético, sobre cualquier otra cosa y en toda la extensión.





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